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Los aceites esenciales, como productos de destilación de plantas aromáticas, son mezclas concentradas de sustancias químicas que en su mayoría tienen un bajo peso molecular lo que, en combinación con su lipofilicidad, les permite atravesar las membranas fisiológicas de una manera muy eficiente1. A diferencia de los aceites vegetales, que normalmente son obtenidos por presión en frío de una semilla oleaginosa o por maceración, los aceites esenciales se obtienen por destilación de la planta. Por ello, su composición bioquímica es totalmente diferente a la de los aceites vegetales y suelen utilizarse en cantidades mucho menores debido a su elevada concentración.

Estos aceites esenciales se han utilizado tradicionalmente durante años para el cuidado de la piel ya que pueden ser beneficiosas para tratar o prevenir diversas afecciones 2, y hoy en día su uso también está al alza debido a que cada vez se demandan productos más naturales y ecológicos, además de respetuosos con el medio ambiente. Dependiendo del aceite que se utilice, su adición a productos para el cuidado de la piel puede conseguir mejorar el tono, la textura y la apariencia de la piel, aportando los nutrientes necesarios para una piel sana. También se agregan como parte conservante a las formulaciones debido a sus propiedades antioxidantes o antimicrobianas.

Sin embargo, para disfrutar de todos los beneficios que aportan estos aceites no debemos olvidar que deben usarse en concentraciones adecuadas. Suelen utilizarse de forma diluida en productos cosméticos, ya que una inadecuada utilización de los productos que contienen altas concentraciones de aceites esenciales puede tener efectos adversos. En el año 2018, el Ministerio de Sanidad publicó una guía referente al uso seguro de aceites esenciales en productos cosméticos.

Para asegurar que se utilizan aceites esenciales de calidad, hay que tener en cuenta algunos aspectos como que provenga de una planta con certificación botánica o que se especifique el órgano vegetal del que ha sido obtenido (parte de la planta destilada). También debemos tener en cuenta el quimiotipo, que describe la composición bioquímica del aceite esencial. Este perfil depende de numerosos factores como el clima, la cosecha, etc. por lo que es muy importante a la hora de identificar tanto la actividad del aceite esencial como su posible toxicidad.

Uno de los aceites esenciales más utilizados en cosmética natural es el Aceite esencial de Lavanda. Este aceite contiene en su Cromatograma derivados terpénicos, alcoholes terpénicos libres, cumarina, α-pineno, β-pineno, borneol, eucaliptol, limoneno, taninos, saponinas entre otros compuestos3, y se utiliza sobre todo para el tratamiento de quemaduras y enfermedades cutáneas, así como ingrediente antimicrobiano o antioxidante.

En Farmaquímica Sur contamos con una variedad de aceites esenciales que incluyen el aceite esencial de lavanda, cedro, citronela, naranja, canela, eucalipto, tomillo o mandarina, entre otros.

Referencias

1.- Guía sobre aceites esenciales en productos cosméticos, Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

2.- Emerald, M., Emerald, A., Emerald, L., & Kumar, V. (2016). Perspective of natural products in skincare. Pharm Pharmacol Int J, 4(3), 00072.

3.- Ulbricht C, Basch E, Foppa I, Liebowitz R, Nelson J, Smith M, et al. Monograph from natural standard Lavender (Lavandula angustifolia Miller). J Herb Pharmacother [Internet]. 2004 [consultado 13 marzo 2020] ;4(2). Disponible en: http://www.haworthpress.com